domingo, 5 de noviembre de 2017

Call of Cthulhu: Dark corners of the earth

Un pescador le dice a sus amigos:
                                   -           Ayer pesqué un pez como mi mano.
                                   -           Mentiroso, no hay peces tan peludos.
Sí... Perdón por eso. Se suponía que iba a ser gracioso. Después de todo, necesitaba un poco de humor de pescadores después de terminar Call of Cthulhu: Dark corners of the earth (¿más largo no podía ser el título?) pero esos tipos no me parecen tan divertidos como antes de este juego. Pero bueno, tratemos de empezar con la reseña que me van a empezar a perseguir en cualquier momento.


            Desde un primer momento, este juego es un poco difícil de caracterizar sin saber un poco de los aspectos literarios y el folclore que tiene por detrás. Call of Cthulhu está basado en el universo creado por H. P. Lovecraft en sus libros en la década de 1930. Estos libros hablan acerca de dioses antiguos que son más viejos que el mismo tiempo (Sí, definitivamente más viejos que nuestros abuelos o tatara abuelos o lo que te imagines. No estamos hablando ya de unidades de tiempo convencionales acá.). Estos seres viven en el espacio exterior o en las profundidades del mar y son tomados como deidades por muchos grupos sectistas. En los libros, la gente que entra en contacto visual directo con estos dioses antiguos tienen  dos caminos: o terminan dementes o pierden la visión. Así que si ya sos ciego, no hay ningún problema supongo. En fin, la razón por la que pasa esto es porque estas formas de vida tan antiguas constituyen una fuerza tan incomprensible para la mente humana que no podríamos ni siquiera empezar a comprenderlas, así que nos volvemos locos... O nos volvemos ciegos, por alguna razón. Una de dos.

Sabiendo esto, ahora sí puedo hablar acerca del juego en sí ya que este se ubica dentro de este universo lovecraftiano de horror cósmico que presentan estos “antiguos”. Acá, nuestro protagonista, Jack Walters, es un detective privado en busca de un joven administrador de una tienda en el pueblo de Innsmouth que desaparece en circunstancias dudosas. Y así, entre la “cálida” bienvenida de los habitantes del pueblo y los rumores de un culto secreto, Jack se va dando cuenta que hay muchos misterios y terrores que se ocultan por debajo de la superficie de este pacífico pueblito de pescadores. Pero vamos más en profundidad con los diferentes aspectos del juego.

            En primer lugar, uno de los mejores atributos de Call of Cthulhu es su historia que, aunque sea simple, hace un muy buen trabajo transmitiendo esa sensación de terror cósmico a lo desconocido que es tan característico del universo lovecraftiano. En sí no hay muchos arcos de historia complejos o vuelta de tuerca inesperadas, sin embargo, hay una iteración constante del tema principal del juego: la locura. Este sentimiento, por falta de una mejor palabra, guía la historia muy bien de principio a fin. Es totalmente palpable cómo el protagonista desciende más y más en ese torbellino de locura y confusión a medida que va descubriendo el secreto de los “antiguos” (el amigo Cthulhu y su ¿esposa? Hydra) y los hechos indecibles que cometió la Orden de Dagon en su nombre. Igualmente, mientras el tema principal es sólido, el ritmo se queda un poco estancado en lugares por algunos tramos que se hacen eternos, ya sea por conversaciones demasiado extensas o acertijos obscuros en momentos clave. Afortunadamente, estos problemas no son demasiado frecuentes y pueden ser pasados por alto.

Con respecto a los personajes, la mayoría son bastante aburridos o simplemente estereotipos caminantes que sólo sirven para ser devorados o asesinados por los enemigos. Los únicos que resaltan son el protagonista, Jack, y el aliado de este último, el detective Hoover, quienes desarrollan una muy buena química a lo largo del juego y nos compelen a interesarnos por su biniestar.

En relación a la jugabilidad, para ser un juego del 2006, es decente pero se va más del lado torpe del espectro. El hecho de que no puedas correr le agrega una dificultad extra a un juego que ya es naturalmente difícil, sobre todo en situaciones en las que muchos enemigos están disparando y uno no quiere terminar como queso suizo. Así que nos quedan las opciones del sigilo o el uso de puntos estratégicos (más bien abusos de mal diseño) para disparar enemigos sin recibir daño. No obstante, el modo sigilo es tan lento que directamente es más fácil hacer todas esas partes agachado y ser extra cuidadoso. Y honestamente, no es muy complicado hacer esto ya que los combates son lo suficientemente entretenidos y desafiantes como para mantener el juego siempre fresco, sobre todo las batallas contra jefes. Estas últimas, obviamente teniendo en cuenta que es 2006 y un juego de survival horror, son ingeniosas y originales al punto de ser memorables. Mi jefe favorito es definitivamente los pólipos voladores de casi el final, porque combinan todas las habilidades que aprendiste a lo largo del juego para ganarla. Aunque, siempre van a estar en mi memoria esos malditos pescadores con sus “Who goes there?” o “Outsider, stop!” que casi que te ven pero en realidad no, y después se olvidan.

Otro aspecto de la jugabilidad que vale destacar es el sistema de recuperación. Es uno de los más frustrantes con los que me encontré en mi vida. No sólo que para usarlo hay que entrar al menú, sino que el bueno de Jack se agacha y no puede hacer absolutamente nada hasta que termine de ponerse las benditas vendas. Y esto, juega mucho en contra en escenas guionadas en las que hay que sanarse al mismo tiempo en que te llueven balas de todos los flancos. Pesadilla es una palabra leve para describir esas partes. Sin embargo, el juego se redime de esta atrocidad al poner una buena variedad de armas y un sistema de disparado medianamente competente que resulta intuitivo y sobretodo divertido.

Por último, los gráficos son buenos para un juego del 2006 aunque un poco desactualizados para la época, y el diseño de sonido es excelente. Desde las voces de los enemigos hasta los ruidos ambientales y la música, todo encuadra perfectamente el sentimiento de terror y locura que acompaña a la trama principal.


En conclusión, Call of Cthulhu: Dark corners of the earth (vuelvo a repetir, ¿tan largo tenía que ser?) es un juego entretenido con algunas mecánicas torpes, algunos demasiados exploits, enemigos competentes con frases memorables y un sólido tema principal que marcó el futuro de muchos juegos del género. Ah, y por supuesto, una vez que se juega esto, nunca más se ve a los pescadores de la misma forma, creanme.