Un pescador le dice a sus amigos:
- Ayer pesqué un pez como mi mano.
- Mentiroso, no hay peces tan peludos.
Sí... Perdón por eso. Se suponía
que iba a ser gracioso. Después de todo, necesitaba un poco de humor de
pescadores después de terminar Call of
Cthulhu: Dark corners of the earth (¿más largo no podía ser el título?)
pero esos tipos no me parecen tan divertidos como antes de este juego. Pero
bueno, tratemos de empezar con la reseña que me van a empezar a perseguir en
cualquier momento.
Desde
un primer momento, este juego es un poco difícil de caracterizar sin saber un
poco de los aspectos literarios y el folclore que tiene por detrás. Call of Cthulhu está basado en el
universo creado por H. P. Lovecraft en sus libros en la década de 1930. Estos
libros hablan acerca de dioses antiguos que son más viejos que el mismo tiempo
(Sí, definitivamente más viejos que nuestros abuelos o tatara abuelos o lo que
te imagines. No estamos hablando ya de unidades de tiempo convencionales acá.).
Estos seres viven en el espacio exterior o en las profundidades del mar y son
tomados como deidades por muchos grupos sectistas. En los libros, la gente que
entra en contacto visual directo con estos dioses antiguos tienen dos caminos: o terminan dementes o pierden la
visión. Así que si ya sos ciego, no hay ningún problema supongo. En fin, la
razón por la que pasa esto es porque estas formas de vida tan antiguas
constituyen una fuerza tan incomprensible para la mente humana que no podríamos
ni siquiera empezar a comprenderlas, así que nos volvemos locos... O nos
volvemos ciegos, por alguna razón. Una de dos.
Sabiendo
esto, ahora sí puedo hablar acerca del juego en sí ya que este se ubica dentro
de este universo lovecraftiano de horror cósmico que presentan estos
“antiguos”. Acá, nuestro protagonista, Jack Walters, es un detective privado en
busca de un joven administrador de una tienda en el pueblo de Innsmouth que
desaparece en circunstancias dudosas. Y así, entre la “cálida” bienvenida de
los habitantes del pueblo y los rumores de un culto secreto, Jack se va dando
cuenta que hay muchos misterios y terrores que se ocultan por debajo de la
superficie de este pacífico pueblito de pescadores. Pero vamos más en
profundidad con los diferentes aspectos del juego.
En
primer lugar, uno de los mejores atributos de Call of Cthulhu es su historia que, aunque sea simple, hace un muy
buen trabajo transmitiendo esa sensación de terror cósmico a lo desconocido que
es tan característico del universo lovecraftiano. En sí no hay muchos arcos de
historia complejos o vuelta de tuerca inesperadas, sin embargo, hay una
iteración constante del tema principal del juego: la locura. Este sentimiento,
por falta de una mejor palabra, guía la historia muy bien de principio a fin.
Es totalmente palpable cómo el protagonista desciende más y más en ese
torbellino de locura y confusión a medida que va descubriendo el secreto de los
“antiguos” (el amigo Cthulhu y su ¿esposa? Hydra) y los hechos indecibles que cometió
la Orden de
Dagon en su nombre. Igualmente, mientras el tema principal es sólido, el ritmo
se queda un poco estancado en lugares por algunos tramos que se hacen eternos,
ya sea por conversaciones demasiado extensas o acertijos obscuros en momentos clave.
Afortunadamente, estos problemas no son demasiado frecuentes y pueden ser
pasados por alto.
Con respecto a los personajes,
la mayoría son bastante aburridos o simplemente estereotipos caminantes que
sólo sirven para ser devorados o asesinados por los enemigos. Los únicos que
resaltan son el protagonista, Jack, y el aliado de este último, el detective
Hoover, quienes desarrollan una muy buena química a lo largo del juego y nos
compelen a interesarnos por su biniestar.
En relación a la jugabilidad, para
ser un juego del 2006, es decente pero se va más del lado torpe del espectro.
El hecho de que no puedas correr le agrega una dificultad extra a un juego que
ya es naturalmente difícil, sobre todo en situaciones en las que muchos
enemigos están disparando y uno no quiere terminar como queso suizo. Así que
nos quedan las opciones del sigilo o el uso de puntos estratégicos (más bien
abusos de mal diseño) para disparar enemigos sin recibir daño. No obstante, el
modo sigilo es tan lento que directamente es más fácil hacer todas esas partes
agachado y ser extra cuidadoso. Y honestamente, no es muy complicado hacer esto
ya que los combates son lo suficientemente entretenidos y desafiantes como para
mantener el juego siempre fresco, sobre todo las batallas contra jefes. Estas
últimas, obviamente teniendo en cuenta que es 2006 y un juego de survival
horror, son ingeniosas y originales al punto de ser memorables. Mi jefe
favorito es definitivamente los pólipos voladores de casi el final, porque
combinan todas las habilidades que aprendiste a lo largo del juego para
ganarla. Aunque, siempre van a estar en mi memoria esos malditos pescadores con
sus “Who goes there?” o “Outsider, stop!” que casi que te ven pero en realidad
no, y después se olvidan.
Otro aspecto de la jugabilidad
que vale destacar es el sistema de recuperación. Es uno de los más frustrantes
con los que me encontré en mi vida. No sólo que para usarlo hay que entrar al
menú, sino que el bueno de Jack se agacha y no puede hacer absolutamente nada
hasta que termine de ponerse las benditas vendas. Y esto, juega mucho en contra
en escenas guionadas en las que hay que sanarse al mismo tiempo en que te
llueven balas de todos los flancos. Pesadilla es una palabra leve para
describir esas partes. Sin embargo, el juego se redime de esta atrocidad al
poner una buena variedad de armas y un sistema de disparado medianamente
competente que resulta intuitivo y sobretodo divertido.
Por último, los gráficos son
buenos para un juego del 2006 aunque un poco desactualizados para la época, y
el diseño de sonido es excelente. Desde las voces de los enemigos hasta los
ruidos ambientales y la música, todo encuadra perfectamente el sentimiento de
terror y locura que acompaña a la trama principal.
En conclusión, Call of Cthulhu: Dark corners of the earth
(vuelvo a repetir, ¿tan largo tenía que ser?) es un juego entretenido con
algunas mecánicas torpes, algunos demasiados exploits, enemigos competentes con
frases memorables y un sólido tema principal que marcó el futuro de muchos juegos
del género. Ah, y por supuesto, una vez que se juega esto, nunca más se ve a
los pescadores de la misma forma, creanme.